Su progenitor los abandonó hace un año, desde entonces los menores buscan la manera de subsistir.
Un video se hizo viral la noche del jueves 30 de octubre, en redes sociales, cuando el usuario Israel Chicaiza, quien expone casos de ayuda social, mostró la vida de cinco niños huérfanos, que viven en el abandono en el páramo de la provincia de Chimborazo.
Cuatro de los menores fueron encontrados con azadones en mano, camino a su pequeña vivienda hecha de bloques y techo de zink, sin ventanas y con una puerta descompuesta, sin ninguna seguridad.
¿Dónde está su mamá? Le pregunta el hombre a los pequeños, quienes responden que ya falleció y que su padre los abandonó por irse con otra pareja.
Ellos cuentan que todos los días deben ir a buscar algo de comer en medio de las montañas, es así que cosechan papas, para luego, en una cocina improvisada echa con un par de bloques y dos varillas, colocar un poco de leña y en una olla vieja cocinar los tubérculos, que son su única comida del día.
Israel Chicaiza describe a la casa como fría y húmeda, debido a que los espacios, donde se supone que deberían ir las ventanas, están tapadas con costales y cartón.
“No tenemos luz, nos quitaron la luz por no pagar, ya vamos un año sin luz”, dije el niño más grande.
Una de las pequeñas le alerta a Israel que le duele la barriga porque tiene hambre, ya que apenas iban a cocinar las papas, siendo las 14:00 de ese día.
Al consultarles que otra cosa comen, todos responden que solo papas. No saben qué es el arroz y mucho menos carne o pollo.
Todos son cuidados por una adolescente de 16 años que todos los días sale a buscar trabajo lavando ropa ajena o cosechando cebolla.
En el pequeño cuarto, hay una mesa vieja de tablas y una cama hecha de troncos y paja, donde los cinco se acomodan con dos cobijas. No tienen baño.
“Sí hace mucho frío (…) Nos acomodamos de ladito y todos entramos”, mencionan los niños.
En una soga colgada de pared a pared, cuelgan la ropa que les regala un sacerdote, pero no tienen zapatos, apenas caminan con botas viejas y rotas.
“Papi vuelve, porque estamos solitos, no tenemos qué comer, no tenemos para estudiar. Estamos sin luz”, dice la más pequeña.
En medio de la entrevista, llegó a la casa la adolescente de 16 años, quien comenta que no encontró trabajo y que su situación es desesperada porque se ha echo cargo de sus cuatro pequeños hermanos totalmente sola.
“Cuando se enferman busco plantas y les curo”, mencionó.