La actividad volcánica del Guagua Pichincha presenta anomalías

En el Guagua Pichincha, los expertos alertan sobre el ensanchamiento del cráter, el aumento de sismos, la expansión de zonas de calor y fumarolas más grandes. Un equipo técnico bajó para recolectar muestras que son analizadas en Ecuador y Europa.

La actividad del volcán Guagua Pichincha pasó de baja a baja ascendente. Parece poco, pero los técnicos del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, que lo vigilan, llaman este cambio una anomalía.

El volcán Guagua Pichincha está a 12 kilómetros al suroccidente de Quito. En los dos últimos meses ha tenido hasta 60 sismos por día. Algunos de 4 grados en la escala de Richter.

Por ese motivo, los técnicos volvieron a bajar al cráter este 15 de mayo, después de cinco años de no hacerlo. Descendieron para obtener muestras que les ayuden a tener más elementos sobre el comportamiento del volcán.

Llegaron a esta hondonada accidentada de medio kilómetro cuadrado donde hay fumarolas, cráteres y un domo que se formó en el último proceso eruptivo que el 7 de octubre del 1999 tuvo su mayor evento con este hongo de ceniza y vapor.

“Uno de los cambios ha sido que las fumarolas se ven más activas. La altitud que presentan es mayor y, si bien pudieran atribuirse a las lluvias, no estamos en una temporada especialmente lluviosa para atribuirle el exceso de agua. También notamos que el ruido de las fumarolas aumentó”, señaló Daniel Sierra, vulcanólogo del Instituto Geofísico.

Las fumarolas normalmente contienen vapor de agua y CO₂. Los técnicos quieren descartar cualquier otro material que revele movimiento de magma. Ese estudio se está realizando en Italia.

“Estos gases son como más indicativos de actividad magmática, entonces si en esta muestra detectamos flúor o cloro o algún gas que indique que hay magma en acceso, podría ser una alerta”, explicó Sierra.

Los tres técnicos que bajaron constataron, gracias a cámaras térmicas, que las zonas de calor aumentaron en tamaño y en número. Y con análisis satelitales determinaron que existe un ensanchamiento del cráter.

No hay elementos, según ellos, para concluir que habrá una erupción a corto plazo. Los primeros signos premonitores antes de la erupción del 99 se conocieron 10 años antes.

Las autoridades de seguridad recuerdan que está prohibido descender al cráter.

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