Las fuertes lluvias registradas en la provincia de Napo obligaron al Gobierno ecuatoriano a suspender la operación de ocho hidroeléctricas y a detener el transporte de crudo por el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) y el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), como medida preventiva frente al riesgo inminente de colapsos e impactos ambientales.
El ministro subrogante de Energía y Minas, Guilhermo Ferreira, informó que el Ejecutivo activó protocolos de emergencia para proteger las infraestructuras estratégicas. “Tuvimos que detener el funcionamiento de ocho hidroeléctricas esperando que la velocidad del río disminuya. Lo hacemos para evitar que piedras, sedimentos o empalizadas dañen las turbinas”, explicó.
Ferreira aseguró que la decisión no ha comprometido el suministro eléctrico. “Activamos nuestras termoeléctricas en bunker y diésel. Varias empresas de alto consumo han entrado en un plan de apoyo a la demanda”, afirmó. El Ministerio también inició la construcción de nuevas variantes de oleoductos, al alejarse de zonas erosionadas por el desbordamiento de ríos.
Paralización de oleoductos
Por su parte, Jaime Bucheli, presidente ejecutivo de OCP Ecuador, confirmó que se paralizó el bombeo y se drenaron 2.400 barriles de crudo para evitar un derrame. “La distancia entre la orilla del río y el ducto se redujo de 100 a 40 metros en horas. Activamos todos los protocolos de seguridad”, dijo. Cerca de 90 personas y siete contratistas trabajan 24/7 en la zona para habilitar una variante que permita restablecer la operación lo antes posible.
Desde EP Petroecuador, su gerente general, Leonard Bruns, indicó que la empresa declaró la fuerza mayor para actuar con mayor agilidad. “Tomamos la decisión preventiva de parar el SOTE. Lo hicimos con responsabilidad técnica para proteger al medioambiente y a las comunidades. La operatividad está bajo control”, expresó.
Las autoridades advirtieron que el abastecimiento nacional de combustibles está garantizado y las exportaciones no se verán afectadas. “Estamos reprogramando las ventanas con las compañías compradoras para reducir al mínimo el impacto económico”, señaló Bruns.
El Gobierno mantiene vigilancia minuto a minuto de la situación climática y advirtió que más de 100 kilómetros de infraestructura energética podrían requerir intervenciones si persisten las lluvias. “Estamos trabajando para evitar una emergencia mayor”, concluyó Ferreira.