Japón ejecutó a Takahiro Shiraishi, apodado por la prensa como el asesino de Twitter, tras ser condenado por asesinar y desmembrar a nueve personas en 2017, la ejecución, realizada en la prisión de Tokio, fue la primera en el país desde julio de 2022 y también la primera bajo el mandato del actual primer ministro, Shigeru Ishiba.
Shiraishi, de 34 años, contactaba a sus víctimas a través de Twitter, ahora X, donde buscaba personas con pensamientos suicidas, les ofrecía ayudarlas a morir, pero las atraía a su apartamento en la localidad de Zama, a unos 45 km de Tokio, donde las estrangulaba, agredía sexualmente y luego descuartizaba, y ocho de sus víctimas eran mujeres y una era un hombre, que era pareja de una de ellas, quien intentaba encontrarla tras su desaparición.
Los crímenes, cometidos entre agosto y octubre de 2017, conmocionaron a la sociedad japonesa, y el ministro de Justicia, Keisuke Suzuki, declaró que, la pérdida de nueve valiosas vidas humanas para satisfacer las necesidades sexuales y económicas del reo generó gran ansiedad en la población.
Durante el juicio, la defensa intentó argumentar que las víctimas habían dado un consentimiento tácito, por lo que pedían evitar la pena capital, pero sin embargo, el testimonio del propio Shiraishi, en el que admitió que las víctimas se resistieron al estrangulamiento y que les robó dinero, debilitó esa línea de defensa.
El abogado del reo, Akira Omori, calificó la ejecución como repentina y pidió tiempo para procesarla, además la noticia también reabre el debate sobre la pena de muerte en Japón y el uso de redes sociales por parte de depredadores.